Cuando una pulsera te puede hacer desaprender y cómo se relaciona con que ChatGPT nos “robe” los trabajos
Mi hija hizo un par de hermosas pulseras, de ligeros tonos pasteles y con palabras como “Jesus Loves Me” y “Fe” en ellas.
No es porque sea mi hija, pero la verdad le quedaron bonitas. Desde el día que se las hizo no las ha dejado de usar ni un momento… hasta ayer.
“Señorita, no use esas pulseras en la escuela, solo pueden ser con los colores escolares, blanco, negro y/o azul”.
Así le dijo su maestra de tercer grado. Por cierto si, mi hija tiene ocho años, y llegó ayer de la escuela un poco molesta y con sus pulseras dentro de su bolso escolar.
Puede parecer un hecho quizás hasta un poco tonto pero me hizo reflexionar:
¿Qué tan preparado está el sistema escolar para la disrupción tecnológica?
La base de lo que conocemos hoy como escuela, sistema escolar, entre otros términos, se fundó gracias a la revolución industrial, alrededor del año 1800.
Desde entonces, ha habido una serie de actualizaciones, los maestros descubren y aplican nuevas técnicas a un ritmo más o menos sostenible… hasta que llegó el internet.
Desde entonces, se ha creado un abismo entre lo que enseñan y el mundo real. En 2023 ese abismo ya se asemeja más a un océano.
Y los maestros siguen pendientes de los colores de las pulseras, y de que las coletas de las niñas, y de que los niños no vayan con el pelo largo.
Entiendo que debe haber un poco de disciplina, pero también pensamiento crítico y prioridades.
Mientras tanto, pareciera que ya no hace falta estudiar, que todo lo que necesitas saber te lo responde un chat en segundos.
Y esto no se soluciona con prohibir estas apps en los entornos escolares, sino promoviendo el pensamiento crítico, la curiosidad genuina, las ganas de aprender haciendo, no leyendo y repitiendo literalmente un texto escolar.
Ni prohibiendo pulseras y otras cosas.
Centrar los recursos debe ser la prioridad, y la atención y hambre de conocimiento de los niños ¡es el recurso más importante!
Mi hija conoce las bases de programación desde hace un par de años, mientras yo a su edad jugaba metras (canicas), ya ella crea las bases de videojuegos, y le enseña a sus amigos del salón en las clases de computación con Scratch y G-Develop.
Ella no cuenta con acceso libre a internet (de ese tema podemos hablar luego) pero sí ha aprendido estas primeras nociones, fuera del sistema escolar obviamente.
Obviamente sé que los maestros hacen mucho con lo que tienen, y que muchos son excepcionales, pero debemos mirar mucho más adelante con respecto al sistema en el que se está desarrollando el aprendizaje de nuestros hijos actualmente.
Si no, ChatGPT y las próximas herramientas que están por aparecer si que van a dejar a nuestros hijos sin ningún tipo de oportunidad en un mercado laboral altamente cambiante.
Y quizás allí solo quede hacer pulseras para subsistir.